domingo, 12 de octubre de 2008

Serio riesgo de colapso y depresión global (Roubini)




Serio riesgo de colapso financiero global

y depresión económica global grave

Nouriel Roubini

RGE Monitor - www.rgemonitor.com

9 Oct 2008


Original inglés sujeto a derechos de reproducción.

Reproducido en español con permiso especial de RGE Monitor.


El sistema financiero de Estados Unidos y de las economías avanzadas se encamina hacia un colapso financiero sistémico a corto plazo, cuando día tras día los mercados de valores están en caída libre, los mercados dinerarios han cerrado sus puertas, los diferenciales se disparan y los diferenciales se salen por el techo. Estamos en el inicio de una quiebra generalizada en el sistema económico de estas economías; un colapso del sistema financiero paralelo, es decir, de aquellas entidades no bancarias (bancos de inversión, prestamistas hipotecarios no bancarios, fondos especiales al márgen de los balances (SIVs) y entidades interpuestas (conduits), fondos de riesgo (hedge funds), fondos monetarios, firmas de capital privado) que, como los bancos, toman prestado a corto y en forma líquida, están muy apalancados y prestan e invierten a largo y en formas no líquidas, y que por consiguiente están en riesgo de una quiebra en sus compromisos a corto plazo; y en este momento, además, la imposibilidad de rolar los compromisos a corto plazo entre el sector productivo puede llevar a una oleada de bancarrotas entre firmas financieras y no financieras que son solventes, pero cuya financiación no es líquida en la coyuntura actual.

En el frente de la economía real todas las economías avanzadas que representan el 55% del PIB Global (USA, Eurozona, otros países europeos menores, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Japón) entraron en recesión incluso antes de que los shocks financieros masivos que se iniciaron el pasado verano hicieran que la restricción de liquidez y crédito fuera incluso más virulenta y por consiguiente esto dará lugar a una recesión incluso más grave que la que se inició en primavera. De modo que en las economías avanzadas tenemos en marcha una recesión grave, una crisis financiera grave y una crisis bancaria grave.

Con la grave crisis de las economías avanzadas no hubo desacoplamiento entre las economías avanzadas y no hay desacoplamiento sino más bien reacoplamiento de las economías emergentes. Para el tercer trimestre de este año el crecimiento económico global estará en territorio negativo señalando una recesión global. El reacoplamiento de los mercados emergentes se limitó inicialmente a los mercados de valores que cayeron incluso más que aquellos de las economías avanzadas, al ir saliéndose los inversores extranjeros de estos mercados; pero a entonces se extendió a los mercados de crédito, dinerario y de divisas sacando a la superficie la vulnerabilidad de muchos sistemas financieros y sectores corporativos que habían experimentado booms de crédito y que habían tomado prestado a corto plazo en divisas extranjeras. Los países con un gran déficit por cuenta corriente y/o fiscal y con elevados compromisos y préstamos a corto plazo en moneda extranjera han sido los más frágiles. Pero incluso los que presentaban mejor comportamiento –como el club BRIC de Brasil, Rusia, India y China- están ahora en riesgo de un aterrizaje duro. Los canales de comercio, financieros, de divisas y de confianza están conduciendo ahora a una caída masiva en el crecimiento de los mercados emergentes, estando ahora muchos de ellos en riesgo no sólo de una recesión sino de una grave crisis financiera.

La crisis ha venido provocada por la mayor burbuja en activos apalancados y crédito en la historia de la humanidad, en la que el excesivo apalancamiento y las burbujas no estaban circunscritas a la vivienda USA, sino también a la vivienda en muchos otros países y a un excesivo endeudamiento entre las instituciones financieras y algunos segmentos del sector corporativo y el sector público en muchas y diferentes economías: una burbuja de la vivienda, una burbuja hipotecaria, de valores, de bonos, de crédito, de mercancías, de capital privado, de fondos de riesgo están ahora desinflándose a la vez en el mayor desapalancamiento del sector real y el financiero desde la Gran Depresión.

En este punto, el tren de la recesión ya ha salido de la estación; el tren de la crisis financiera y bancaria ya ha salido de la estación. La esperanza ilusoria de que la contracción en USA y las economías avanzadas sería breve y aguda –una recesión de seis meses en forma de V- ha dado paso a la certidumbre de que ésta será una recesión larga y extensa en forma de U que puede durar al menos dos años en los USA y cerca de dos años en la mayor parte del resto del mundo. Y dado el creciente riesgo de un colapso financiero sistémico y global la probabilidad de que el resultado final sea una recesión de una década en forma de L –como la experimentada por Japón tras el pinchazo de su burbuja inmobiliaria y de activos- no puede descartarse.

Y en un mundo en el que hay un empacho y exceso de producción de bienes cuando la demanda agregada está cayendo, más pronto que tarde comenzaremos a preocuparnos por la deflación, la deflación de deuda, las trampas de liquidez y lo que los gestores de política monetaria deberían hacer para luchar contra la deflación, con tipos de interés que ya se están aproximando peligrosamente a cero.

En este punto, el riesgo inminente de un crash en el mercado de valores –como el colapso de un 20% en un día en los precios de las acciones USA en 1987- no puede descartarse, ya que el sistema financiero está cayéndose a pedazos, el pánico y la falta de confianza en cualquier contraparte está disparándose y los inversores han perdido totalmente la fe en la capacidad de las autoridades para controlar este colapso.

La desconexión entre decisiones y apoyos públicos cada vez más y más agresivos y la tensión cada vez mayor en el mercado financiero es alarmante. Cuando los acreedores de Bear Stearns fueron rescatados por valor de $30 mil millones en marzo, la reacción alcista en los mercados de valores, dinero y crédito duró ocho semanas; cuando en julio el Tesoro USA anunció legislación para rescatar a los gigantes hipotecarios Fannie y Freddie, el rally duró cuatro semanas; cuando el rescate efectivo de estas firmas por valor de $200 mil Mills se llevó a cabo y sus responsabilidades por valor de $6 billones fueron asumidas por el gobierno USA el rally duró un día y al día siguiente el pánico llevó al colapso de Lehman; cuando se rescató a AIG por valor de $85 mil Mills el mercado no reaccionó al alza siquiera un día y en lugar de ello cayó un 5%. A continuación cuando el paquete de rescate de $700 mil Mills fue aprobado por el Senado y el Congreso USA los mercados cayeron otro 7% en dos días ya que no había confianza en este defectuoso plan de las autoridades. A continuación, cuando las autoridades en USA y otros países adoptaron medidas incluso más radicales entre el 6 y el 9 de octubre (pago de intereses sobre reservas, doblar el apoyo de liquidez de los bancos, la extensión del crédito al acosado sector corporativo, garantizar los depósitos, planes para recapitalizar bancos, relajamiento coordinado de la política monetaria, etc) los mercados de valores y los de crédito y dinero cayeron más y más y a una velocidad acelerada día a día toda la semana incluyendo otra caída del 7% en los valores USA, hoy.

Cuando en mercados que claramente están ya sobrevendidos, incluso las actuaciones políticas no provocan reacciones alcistas o alivio a los participantes del mercado, puedes estar seguro de que estás a un paso de distancia de un crash del mercado y del colapso sistémico del sector financiero y corporativo. En este momento está ya en curso un círculo vicioso de desapalancamiento, colapso de activos, peticiones de margen, caídas en cascada en los precios de los activos muy por debajo de su valor por fundamentales y pánico.

En este punto, el daño grave ya se ha hecho y no puede descartarse un colapso sistémico y una depresión global. Se requeriría un cambio significativo en el liderazgo de la política económica e intervenciones muy radicales y coordinadas entre todas las economías de lo mercado avanzadas y emergentes para evitar este desastre económico y financiero. Algunas de las acciones urgentes e inmediatas que sería necesario llevar a cabo globalmente (con algunas variantes nacionales dependiendo de la gravedad del problema y de los recursos totales disponibles de cada gobierno) incluirían:

  • otra ronda rápida de recortes en los tipos de interés del orden de al menos 150 puntos básicos en promedio global
  • una garantía temporal sobre todos los depósitos simultánea con una criba (triage) entre instituciones financieras insolventes que han de ser cerradas e instituciones en problemas pero solventes que necesitan ser parcialmente nacionalizadas con inyecciones de capital público
  • una rápida reducción de la carga de deuda de hogares insolventes precedida por una congelación temporal en todos los embargos
  • provisión masiva e ilimitada de liquidez a las instituciones financieras solventes
  • provisión pública de crédito a las partes solventes del sector corporativo para evitar una crisis de refinanciación de deuda a corto plazo entre las corporaciones solventes pero sin liquidez y los pequeños negocios
  • un estímulo fiscal masivo y directo del gobierno que incluya obra pública, gasto en infraestructuras, subsidios de desempleo, reducción de impuestos a los hogares con menos renta y provisión de subvenciones a estados-regiones entrampados y gobiernos locales
  • una resolución rápida de los problemas bancarios mediante una criba (triage), recapitalización pública de instituciones financieras y reducción de la carga de deuda entre los hogares con problemas y los prestatarios.

  • un acuerdo entre países acreedores y prestamistas con superávit por cuenta corriente y países prestatarios y deudores con déficit por cuenta corriente para mantener una financiación ordenada de los déficits y reciclar los superavit de los acreedores, con el fin de evitar un ajuste desordenado en dichos desequilibrios


En este punto, todo lo que se decida por debajo de éstas acciones radicales y coordinadas puede conducir a un crash en el mercado de valores, un colapso sistémico global y una depresión global. En esta etapa, los bancos centrales que generalmente son considerados como “prestamistas de último recurso”, es necesario que se conviertan en “prestamistas de primera y única línea” ya que bajo condiciones de pánico y pérdida total de confianza, nadie en el sector privado presta a nadie más, debido al extremo riesgo de contraparte. Y las autoridades fiscales que generalmente son gastadores y aseguradores de último recurso es necesario que temporalmente se conviertan en los inversores y aseguradores de primera línea. El coste fiscal de estas acciones será grande, pero los costes económicos y fiscales de no actuar serían de una magnitud mucho mayor y más grave. Por tanto, el momento de actuar es ahora, ya que todos los cargos públicos del mundo se reúnen este fin de semana en Washington para las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial.

Actualización de jueves a medianoche: Unas pocas horas después de que hubiera escrito esta nota el crash bursátil sobre el que advertía está ya en marcha en Asia: el Nikkei de Japón cae un 11% y el resto de mercados asiáticos tienen importantes caídas. Esto subraya la urgencia de actuaciones políticas creíbles y rápidas por parte de los representantes financieros del G7 que se reúnen dentro de pocas horas en Washington, e igualmente la necesidad de implicar en tal política coordinada global a las economías emergentes sistémicamente importantes.

No hay comentarios:

Apture


Want this badge?