miércoles, 15 de octubre de 2008

Enhorabuena, encaramos una profunda recesión (Bedlam Ass.Mgm)


Recibí este a través del Boletín “Thoughts from the Frontline” (J.Mauldin). En conjunto, un artículo notable con una amplia descripción del panorama reciente, presente y futuro a medio plazo que nos aguarda asumiendo que la economía mundial logra escapar a la Depresión "por un pelo".Es de agradecer una dosis de optimismo realista. Se le pueden cuestionar un par de detalles:

  • diría que subestima un tanto los riesgos a la baja: p.ej. el mercado de CDSs es capaz, aún hoy y por sí mismo, de provocar una caída en 90º
  • su especulación en torno al Santander absorbiendo cajas, francamente difícil teniendo en cuenta las características de éstas.

Con todo, y en conjunto, una muy interesante panorámica global.


Por qué lo peor pronto quedará atrás

Artículo semanal de Bedlam Asset Management (London, UK)

info@bedlamplc.com


“He visto un elefante volando”, pronósticos del tiempo y por qué lo peor pronto quedará atrás.

Casi nos da pena que lo peor de la mayor crisis bancaria mundial de la historia está a punto de sobrepasar (o incluso podría haber sobrepasado ya) su nadir. Fue divertido no estar en valores financieros y ser tomado por loco, a pesar de que si a cualquier director de banco le hacías las preguntas apropiadas, estaba claro que el sistema tenía que acabar desmoronándose. Ahora que lo hizo seguimos adelante (pero aún seguimos sin estar dentro de valores financieros). Hay otros aspectos que echaremos de menos. La enorme impotencia de los políticos puesta en evidencia –carentes del menor poder para afectar la dirección del ciclo de negocios-, e una incomprensión mayor aún de las economías a cuyo mando pretendían pomposamente estar. ¿Quién olvidará la mirada vacía del Ministro británico cada vez que se le hacía una pregunta financiera sencilla, pese a que sus cejas se retorcían como orugas en sus estertores finales, traicionando así su ignorancia?

Luego estaban los reguladores, siempre tan detrás de los acontecimientos que resultaba embarazoso observarles. No sorprende que en discursos recientes P.M.Brown anunciara que entre el Tesoro y el arreglarían los bancos, pese a que esa competencia está atribuida a partes iguales al FSA y al Banco de Inglaterra. No echaremos de menos los sustos, tras inclinarnos para examinar los balances de Bradford and Bingley, Anglo-Irish, Northern Rock, RBS, Soc Gen y UBS y descubrir cuán frágiles y descuidados eran sus modelos de negocio; y miramos adelante esperando el final de las irracionales reacciones de pánico. Porque en medio del mayor fuego financiero de la historia, se ha gastado más esfuerzo en discutir a quién culpar, que en intentar encontrar a quienes lo apagarían. Felices, felices días. Adiós y buen viaje.

Si usted no pudo evitar sollozar mientras veía Dumbo (la película, no a la gente mencionada arriba –dumb=tonto, bobo) es que no tiene corazón. El clímax de la historia es que sin su pluma blanca no podía volar, no era más que un paquidermo aterrorizado en lo alto de un elevado trampolín. Con un poco de persuasión, no obstante, se dio cuenta que la carencia de su amuleto no le impedía cumplir su destino, de modo que eventualmente echó a volar. Las implosiones financieras múltiples de septiembre y primeros de octubre redujeron a los gobernantes, banqueros centrales y reguladores a una inercia catatónica similar a la de Dumbo. Afortunadamente, el pánico en todos los mercados les ha hecho darse cuenta de que tenían suficientes poderes: si no para volar, sí al menos para prevenir una Depresión inmediata. Así, por vez primera en este siglo, hay un panorama despejado en el futuro a medio plazo, tanto para la economía global como para los mercados de valores. El panorama es el de una recesión profunda, seguida de varios años de una recuperación débil y vacilante. Sorprendentemente, este es un buen resultado.

El ojo del huracán acaba de pasar

Ya en 1999, un largo y reflexivo artículo de portada en el New York Times alertaba de los peligros en los dos mayores suscriptores hipotecarios, Fannie Mae y Freddie Mac. Acababan de recibir la bendición de los reguladores, el Congreso y el Presidente Clinton para que hicieran pedazos el libro de riesgos: ofrecer hipotecas cuantiosas y fáciles de obtener a aquellos americanos que, siendo realistas, nunca podrían esperar poseer un hogar. Esta relajación de las reglas prudentes del crédito pronto fue ampliamente imitada, particularmente en economías con una mentalidad de propietarios. La consecuencia fue una quimera de crecimiento económico global, acelerada por la reducción de la mano muerta de la burocracia en países del tercer mundo como China e India. Esto les permitió alcanzar tasas de crecimiento mayores.

De 1999 en adelante, el huracán comenzó a gestarse, moviéndose cada vez más cerca del sistema financiero mundial, obvio incluso para el hombre de la calle. Sin embargo, los beneficios a corto plazo eran tan suculentos para los individuos y los presupuestos gubernamentales que todo Ministro de Finanzas que se preciara tiró la prudencia al hoyo. Los Ministros incluso se hicieron populares. Sorprendentemente, la única gente que no reconoció lo inevitable fueron los reguladores, banqueros senior y gestores de fondos. En 2007 el tornado irrumpió en los bancos. Hubo una breve calma mientras el ojo del huracán pasaba sobre nosotros, durante la cual se desarrolló una parálisis regulatoria y política total, a pesar de que institución tras institución implosionaba. Ahora el ojo está pasando, estamos en el otro lado del huracán. Inicialmente los vientos serán extremos, pero cada crisis será un poco menor que la anterior. Es el mejor resultado posible, porque la alternativa era una caída vertical inmediata en una Depresión económica profunda. Esto hubiera hecho parecer los años 30 una merienda campestre. La alternativa “positiva” puede no parecer muy glamurosa, ya que muchos países pequeños ya se encuentran en recesión y los mayores les seguirán antes de que acabe este año. Pero esta recesión tendrá una pendiente de 45º, no será una caída en 90º. Esto se debe a que la respuesta correcta está ahora en marcha. Significa que para 2010 podría comenzar una vacilante recuperación.

¿La solución británica se hace global?

Es realmente curioso que tres pequeñas islas allá al norte de Europa occidental hayan sido la causa, y la cura, de la crisis. Fue la garantía de emergencia de todos los depósitos que ofreció Irlanda la que inició la reacción nuclear: risible, dado que su carácter general, garantizando todos los depósitos para sus seis bancos, ascendía a $576 Bills, casi tres veces su PIB: $130.000 por cabeza, ó $200.000 por persona empleada. Entre esas cifras había una sub-responsabilidad de casi $50.000 por cabeza sobre depósitos extranjeros, en su mayoría británicos. Pese a las excelentes relaciones anglo-irlandesas, si esas garantías hubieran sido reclamadas, nunca hubieran podido ser pagadas. Inmediatamente, Alemania, España, Grecia y varios países pequeños siguieron la estela. Algunos políticos británicos moderadamente antieuropeístas comenzaron a refunfuñar de modo peculiar sobre las soluciones supra-nacionales (un sueño imposible) y se cruzaron de brazos. Los líderes extranjeros, más sensibles, reaccionaron nacionalmente a las consecuencias inevitables de que su electorado viera desaparecer sus bancos locales en una nube de humo. Afortunadamente, los mecanismos de mercado se pusieron en marcha en ese momento. Grandes cantidades de depósitos británicos fueron abducidos hacia las irreales garantías bancarias irlandesas a un ritmo alarmante. Mientras tanto en Islandia, la tercera isla de esta historia, todo el sistema bancario decidió finalmente morir. Aunque esto lo habíamos previsto mucho antes (ver Pick of the Week no. 48, “Abdul y Jorvik van de compras”), aguantaron en pié un tiempo sorprendentemente largo. Los eventos mellizos irlandés-islandés dieron lugar a dramáticas caídas en el precio de los activos británicos y un bloqueo incluso peor en los mercados de crédito. Los flujos de capital hacia Irlanda dieron paso a una repentina consciencia de que se habían hecho depósitos sencillamente absurdos por valor de más de £5 Bills en instituciones de propiedad islandesa sin la menor esperanza de salvación, y que estaban a punto de desaparecer. Entre los depositarios se contaban más de 100 autoridades de gobiernos locales británicos, así como intermediarios financieros poco prudentes. Sin previo aviso y como un solo hombre, la clase gobernante británica pasó de la narcolepsia a hacer un sprint a velocidad de oro olímpico.

El cambio clave ha consistido en la implementación rápida del paquete de rescate bancario más comprehensivo jamás visto. Debería funcionar, porque afronta los problemas yuxtapuestos de un capital Tier 1 demasiado reducido, el miedo al riesgo de contraparte bancaria, la incapacidad para rolar créditos corporativos y el riesgo de fuga de depósitos. El resultado es un capitalismo dirigido por el Estado. Ha dado lugar a aullidos de furia que cruzan todo el espectro de inversión y político, desde los puristas que creen que se debería dejar a las fuerzas de mercado resolver las cosas por sí mismas, hasta la muchedumbre sedienta de sangre de capitalistas. La cacofonía de ruido y dedos acusadores seguirá durante muchos años, pero ambos argumentos son irrelevantes. Se basan en viejas reglas. En la guerra se tiran a la papelera el habeas corpus y otros derechos, y lo mismo sucede en un colapso financiero con las viejas normas.

La decisión británica ha sido la de salvar el núcleo duro del sistema bancario nacional y crear una estructura más realista que las garantías generalizadas de Irlanda. Las sumas comprometidas son suficientemente grandes como para cubrir todo el capital necesario para apoyar el capital de cada banco doméstico grande. El uso de acciones preferentes de elevado dividendo y de PIBS [Permanent Income Bearing Securities, activos con un tipo de interés fijo y madurez infinita] es probable que lleve a que el Gobierno acabe siendo propietario de quizás sólo una cuarta parte de tres a seis bancos, pero su capacidad para controlarlos todos, así como sus préstamos, es una certidumbre. Este enfoque múltiple ya está contemplándose con buenos ojos en otros países; es rápido, más barato, y mejorar el clima psicológico, pasando de la desesperación más total a uno meramente sombrío. Es más efectivo, y en conjunto menos gravoso sobre el contribuyente que cualquier otra solución. En el Reino Unido y otros lugares, la precedente alimentación a los mercados mediante gotero, iniciada por Mr.Paulson en los USA, sencillamente demostró la ley de retornos decrecientes. Incluso los mayores fondos hubieron de recibir suministro, sólo para dar lugar a resultados cada vez más débiles. Para ser justo, la singular (hasta ahora) solución británica es casi la misma que el rescate de Goldman Sachs por Mr.Buffett. Sus acciones preferentes de alto dividendo y presumiblemente otras cláusulas de su acuerdo deben haber dado la pista.

Los mandarines del Tesoro británico también habían desempolvado y asimilado las lecciones de los anteriores modelos francés, sueco y japonés. El resultado es un híbrido más efectivo. Desde que el presidente Mitterrand nacionalizó los bancos en 1980, Francia ha tenido un capitalismo dirigido por el estado, dominado por tres bancos. Inevitablemente, estos bancos son pesados y padecen de bajos retornos para los accionistas, pero de algún modo extraño, el sistema funciona. En Suecia, la necesaria nacionalización de cualquier cosa que llevara la palabra “banco” en su placa también demostró ser efectiva; aunque el mercado de valores no se recuperó durante 18 meses, la economía se las arregló para conseguir un crecimiento débil en casi todos los trimestres. La Resolution Trust Corporation de Japón inicialmente fracasó porque el gobierno se lo estuvo pensando durante seis años tras el crash de 1990, antes de llevar a cabo ninguna acción. Posteriormente, se emitieron grandes cantidades de deuda para reflotar a los bancos quebrados y a los alicaídos créditos corporativos. Funcionó. Creemos que la mayor parte de los países del G7 (incluyendo América) y del G20 adoptarán el truco británico en el futuro cercano; si así lo hacen, el huracán pasará de largo con certeza.

Consecuencias previsibles

Algunas son de lo más desagradable. Las autoridades tendrán poco control sobre ellas y será una estupidez si intentan cubrirse ante toda posible eventualidad. Sin salir de nuestras tres islas, un resultado es que Gran Bretaña probablemente ha exacerbado la crisis bancaria irlandesa; los depositarios que volaron allí buscando “seguridad” pronto se darán cuenta de que están mucho mejor y mucho más cubiertos regresando de vuelta a casa, en los bancos controlados por el gobierno. A medida que las reglas británicas vayan hincando el diente, es probable que haya bancarrotas en algunas mutuas como sociedades inmobiliarias o el equivalente en España, las Cajas; en ambos casos su principal propósito es tomar depósitos para financiar compras de propiedad. Las garantías del Gobierno no se extienden ni pueden hacerlo a tales grupos. Bancos como el Santander se verán forzados a absorber docenas de tales mutuas locales, al igual que Commerzbank en Alemania. Esta tendencia ya está en marcha con los grandes bancos en América. La mayor parte de los países industriales, por consiguiente, acabarán con un puñado de grandes bancos semiestatales que dominarán los mercados de depósitos domésticos.

Otras bajas pueden incluir las compañías de créditos. Sin una base depositaria, a menudo sin una regulación general y dependiendo de la financiación mayorista, su futuro no es exactamente brillante. Más bajas abundantes en Europa del Este: muchos países allá necesitaban devaluar incluso antes de que golpeara el tornado. Ahora las devaluaciones son inminentes. En otros lugares, varios países grandes tendrán sus propios problemas particulares. Uno por el que tememos es Australia, irónicamente a causa de su muy buena política. Tras Singapur y Chile, tiene uno de los planes de pensiones más lógicos y mejor financiados del mundo (curiosamente, esto es un legado de su Primer Ministro más socialista, Gough Whitlam; incluso más curioso, fue “depuesto” por el Alto Comisionado Británico y Mr.Rupert Murdoch en 1975). El plan es hermoso en su sencillez. Desde el primer día en el trabajo, los empleados y los empleadores ingresan grandes porcentajes del salario hasta la jubilación en un fondo de pensión personal e intocable. Libres de impuestos y protegidos, estos grandes flujos son gestionados por una hueste de gestores de “Superfondo” competitivos y generalmente eficientes. De todos los países avanzados de razonablemente grandes, sólo Australia se ha asegurado de que una población que envejece sea capaz de financiarse a sí misma sin tirar de recursos del Estado. Pero ha surgido un problema. El sector es competitivo, los australianos son enérgicamente empresariales. Las pensiones personales son trasladables con pulsar un botón. Recientemente, algunas valoraciones de Superfondos han sido exuberantes. Muchos incluyen hasta una tercera parte de inversiones en fondos no cotizados, capital privado y otros vehículos de inversión opacos. Con frecuencia el rendimiento aparente es notable: hasta junio de 2008 como del +20% en un año, generalmente basándose en valoraciones internas. Pero inversiones similares cotizadas en mercados públicos han visto grandes caídas de valor. Es improbable que haya mucho fraude, si es que lo hay, tan sólo negación y exceso de optimismo. Dado que los australianos tienen buena formación general y financiera, parece que sólo es cuestión de tiempo antes de que algunos despierten y transfieran sus pensiones de los fondos optimistamente sobrevalorados a otros con una valoración más relista, y más baja. Es la decisión inteligente. Si hay una lección que extraer de esta crisis es: “si puede haber una bancarrota, la habrá”.

Otro país es Italia. Parece pensar de sí misma que es relativamente segura. Los italianos (y la mayor parte de los europeos) han mostrado una actitud de desmesurada soberbia hacia las implosiones financieras en América. Vale la pena recordar que en términos absolutos, y prorrateando al PIB nacional, las instituciones europeas poseen más deuda americana mal estructurada y subprima en bancarrota que los mismos americanos. ¿Dónde está? Creemos que demasiada parte de la misma está en Italia. Allí la opacidad de los balances bancarios hace parecer a los de Japón tan claros como un cristal. El sector está fracturado. Como Islandia (pero en menor grado), hay una considerable cantidad de holdings cruzados, misteriosas compañías fiduciarias y acciones barajadas y repartidas por enérgicos empresarios. A su vez, con frecuencia están muy engranados, con un laberinto de estructuras de deuda que atraviesan varios holdings. Cuando el avispón gigante de la recesión vuele contra esta tela de araña, sencillamente se romperá.

Amemos la recesión.

Una Depresión global es probable que pueda evitarse por un pelo, una recesión rápida y violenta es cosa segura en este momento. Aunque las previsiones clave se están revisando a la baja, aún van por detrás de este panorama. La última sugerencia del FMI sobre que China crecerá el año próximo un 9,6% y el volumen del comercio mundial un 4% no son sino dos ejemplos de exceso de optimismo. China entrará en una recesión, definida como un crecimiento del 4-6%. En este nivel, la inquietud social tiende a acelerarse. El colapso en las importaciones de mercancías, desde cobre hasta acero, muestra una ralentización ya en marcha. Otra causa obvia es que el que otrora fuera insaciable apetito del consumidor americano por importar al menos cinco tostadoras y tres refrigeradores por hogar ya ha cesado. En lo que se refiere al comercio mundial, la previsión del 4% también es optimista, dado que la demanda de mercancías brutas, como petróleo o mineral de hierro, se está desplomando.

Los ingresos de los consumidores se verán exprimidos hasta que chorreen sidra, a causa de decisiones gubernamentales correctas enfocadas a salvar a los principales bancos. Los presupuestos nacionales están dando paso a grandes déficits. La idea de que América, la economía más importante del mundo, es seguro que tenga un déficit presupuestario del 10% de su PIB en 2008-9 es sencillamente asombrosa, como lo es un aumento del 40% en la petición de préstamos del sector público británico durante los últimos seis meses. Para financiar estos déficits gigantes, los gobiernos tendrán que subir impuestos y gastar menos. Al igual que el manual de reglas bancarias ha caído despedazado, el matadero global apenas va a dar abasto para poder sacrificar el gran número de vacas sagradas que aguardan su turno. En Gran Bretaña, el creciente agujero negro en los fondos de pensiones del sector estatal habrá de ser pulverizado. Aparte del hecho de que muchos se han gestionado mal durante años (y su salto a los depósitos islandeses porque éstos habían sido aprobados por las desacreditadas agencias de calificación, o su creencia de que a mayor interés del depósito, mejor era el banco, prueban esta afirmación), ahora sus condiciones excesivamente generosas no son viables. Si el gobierno lleva a cabo esto mediante una elevación general de la edad de jubilación, un aumento en los impuestos sobre las pensiones o imponiendo un límite a la tasa de pagos, es una cuestión debatible. Los gobiernos han de recortarle otra tajada al estado del bienestar.

Aunque el abuso del estado del bienestar es rampante a todo lo ancho de Europa, estadísticamente es peor en Reino Unido, que no se lo puede permitir tal despilfarro. Como hemos reportado anteriormente, las falsas estadísticas de desempleo han sido generales en la última década. El desempleo se hundió desde muy por encima de los dos millones a menos de un millón. Mientras tanto, quienes estaban en edad laboral pero permanentemente incapacitados pasaron desde menos de un millón a muy por encima de dos millones. Bonito truco. Parece que los Britanos son el pueblo más escuchimizado del planeta, según la burocracia. Se habrán de dar pasos agresivos para reducir esas cifras, aunque sólo sea por la certidumbre de que el desempleo crecerá, presionando el presupuesto más aún. El capitalismo dirigido por el Estado ha de abrirse camino con un seguimiento estatal más riguroso de su población.

Aunque la liquidez y los préstamos gradualmente mejorarán, los gobiernos desearán recomponer los balances de “sus” bancos tan rápido como puedan. Globalmente, los tipos de interés oficial se verán drásticamente rebajados; Los recortes inusualmente coordinados a principios de esta semana por seis bancos centrales importantes es sólo el comienzo. Los tipos de préstamo, sin embargo, seguirán altos, aumentando así el margen entre los intereses de los depósitos y los precios de los créditos. Las comisiones se dispararán, como por ejemplo nuevas tasas extra en la mayoría de las economías para acordar una hipoteca. Muchas no existían en absoluto incluso un año atrás. Las compañías de tarjetas de crédito reducirán sus límites de crédito a los individuos, independientemente de su verdadero patrimonio personal, ya que su imperativo ha pasado de maximizar beneficios a minimizar pérdidas. Sólo los mejores balances personales obtendrán límites relativamente altos. Si los individuos no pueden obtener crédito, entonces se verán forzados a ahorrar si es que quieren comprarse un nuevo coche, o una vivienda. En las recesiones de los años 70 y 90, las tasas de ahorro en los países avanzados aumentaron dramáticamente: en Gran Bretaña del 2% al 12%, en América un aumento ligeramente inferior. 12% parece ser nuevamente una buena estimación, especialmente tomando como punto de partida los actuales records en bajas tasas de ahorro (-1,1% en Reino Unido para el primer trimestre). Por tanto, el impacto en la actividad económica minorista será terrible. A medida que los gobiernos aumenten sus impuestos y recorten sus gastos, y que el consumidor se vea forzado a ahorrar, se mostrará el motivo por el que apuntamos en nuestra libreta de previsiones al menos dos trimestres de importante contracción del PIB para Reino Unido, USA, España, Australia, Irlanda e Italia.

Consecuencias imprevistas

No esperábamos que tras dos semanas de colapso financiero Rusia habría logrado una ambición militar fundamental. Mientras los gobiernos escandinavos vacilaban sobre apoyar a su quinto primo, se abrió una ventana a través de la cual Putin voló como el Conde Drácula con una línea de crédito de $4 Bills para el gobierno de Islandia “sin cláusulas adjuntas”. ¿Ah, sí? Rusia siempre se ha visto “obstruida” en Europa. La salida del Mar Negro/Bósforo es complicada. Los grandes navíos pueden abandonar Petersburgo, pero también los estrechos bálticos son estrechos. Por consiguiente, gran parte de la flota está en el único puerto que queda, Murmansk. Incluso desde allí, el problema que había era el de llevar la Armada al Atlántico Norte, está bloqueada por otros estrechos como el Canal Inglés. En 2005/6 la OTAN decidió esquizofrénicamente meterle el dedito en el ojo a Rusia desplegando misiles a lo largo de su frontera europea, y también cerrar su Base Aérea en Keflavik (Islandia) (aunque aún quedan unos pocos raros aviones americanos allá). Esto le ha entregado a Rusia en el peor de los casos un paso marítimo neutral, casi con seguridad una zona de repostaje/amistosa. Lo cual nos hace tener dudas sobre los valores del Sector Defensa. Parecen baratos, pero históricamente en las recesiones los gobernantes han recortado el gasto militar. El Reino Unido podría recortar sus aún casi imperiales ambiciones y convertirse en una potencia al estilo de Bélgica. Incluso en ese caso, a todo lo largo de Europa Occidental, tan anticuado está gran parte de los armamentos y tan pobremente equipadas muchas de las tropas que es posible que los gastos de Defensa, habitualmente la primera vaca sagrada en ser sacrificada, en realidad engorden.

Habitualmente, América también ha recortado presupuestos de Defensa en recesiones previas, y podría hacerlo ahora. Cualquiera de las 14 flotas de batalla tiene más potencia de fuego que toda la Armada china. La totalidad de la potencia de fuego naval USA equivale aproximadamente al 60% de todas las armadas del mundo agregadas; tal superioridad abrumadora es innecesaria en términos de gasto económico o seguridad nacional. Y sin embargo, operando en dos océanos, con Rusia enviando una flota a Venezuela en uno de ellos (estamos asombrados de que los contenedores oxidados consiguieran llegar allí) y un programa de construcción naval chino que está acelerándose en el otro, sospechamos que los militares estadounidenses seguirán reclamando todo su presupuesto. Igualmente la NASA: los lanzamientos de cohetes ya previstos en Asia permitirán a más militantes comunistas que nunca contemplar Houston allá abajo. Esto no les va a sentar muy bien que digamos.

¿Y todo esto es algo para celebrar?

A pesar de estos imponderables e incertidumbres, los inversores pueden comenzar a hacer aquello de la “luz al final del túnel”. Si el huracán hubiera golpeado en 2005 ó 2006, el daño hubiera sido menor; pero esto es agua pasada, miremos adelante. La luz es que las actuaciones correctas están ahora en marcha. Muchos ahorradores aún perderán dinero en las instituciones más débiles que los gobernantes han decidido acertadamente sacrificar para preservar el corazón del sistema. Será injusto y desagradable, pero será la decisión correcta. Más importante aún es que al igual que los bancos de cada país se consolidarán en un núcleo duro más reducido, lo mismo sucederá en muchos otros sectores. La consolidación es la nueva tendencia. Normalmente el consejo sería comprar pequeñas y perjudicadas compañías de nicho con buenos negocios, sabiendo que las multinacionales gigantes, la mayor parte de las cuales tienen balances sorprendentemente fuertes, serán compradoras. Sin embargo, el número de las ya heridas al reducirles o rehusarles por completo sus bancos el rolar sus créditos, implica que estas multinacionales pueden que quieran escoger con mucho cuidado y esperar. Del mismo modo en que la consolidación inducida por los gobiernos asegura que los balances de los bancos se recuperarán mucho más rápido que si no hubiera habido intervención, una consolidación de carácter más voluntario en otros sectores tendrá un resultado similar. Pensemos (aunque sólo sea por un momento) en el sector de semi-conductores. Está a punto de verse demolido. Sobrecapacidad enorme y demanda desplomándose rápidamente. Para finales de 2009, una buena apuesta sería que el número de fabricantes se habrá reducido a la mitad. Su ciclo de beneficios despegará entonces. La consolidación en el sector de farmacia ya ha comenzado, uno de los pocos sectores con un flujo de caja libre y crecimiento muy fuertes. En telefonía, las compañías parásitas están a punto de ser rociadas con DDT. Vivieron de la incompetencia de ejecutivos que una vez fueron trabajadores públicos para introducirse en el mercado de los móviles y casi universalmente están muy endeudados, se basan en crédito bancario siempre disponible y ventas siempre crecientes. El consumidor siempre renuncia al cine y el teatro en una recesión. Esta vez se atrincherarán delante de su terminal de banda ancha, cantando y bailando con su pc-TV-línea telefónica-estación de trabajo. Sólo los monopolios anteriormente nacionales pueden suministrar este servicio, el resto quedarán machacados cual hojarasca.

Pese a que las previsiones de consenso para los beneficios corporativos en 2009 siguen siendo más que optimistas –nosotros estamos apuntando resultados, excluidos bancos, de menos 9% para el MSCI World Index en 2009- el retorno a un mundo casi olvidado de cárteles nacionales e internacionales que reinicien el ciclo económico puede hacer bastante probable que tras una recesión profunda regresemos a un moderado crecimiento de beneficios en no demasiado tiempo. La “muerte” de los mercados libres es triste: durante un tiempo todos fuimos ricos, fue divertido y no tenías que trabajar mucho tampoco, sólo poseer una casa y un montón de deuda. El inminente y duro mundo de bancos dirigidos por el estado y cartelización de sectores es inherentemente corrupto y menos eficiente, pero debería funcionar. Ciertamente es la solución menos mala para todos nosotros; pero este menos eficiente y cartelizado mundo podría ser bastante interesante, y rentable. Aunque los índices tienen toda la probabilidad de subir con fuerza pronto, en 2009 muchos se hundirán de nuevo. Incluso en ese caso, demasiadas valoraciones de grandes compañías están ya pronosticando una Depresión. Pensamos que los bancos en propiedad del estado son temporalmente una idea bastante buena, y que muchas valoraciones de compañías parecen bastante interesante, especialmente frente a los bonos, la propiedad o incluso el metálico. Dejarse crecer grandes orejas o sujetar una pluma blanca con la nariz es otra opción, pero no la aconsejamos.

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