viernes, 14 de noviembre de 2008

De Japón/90 a 1929 y a 1907.

"No hay mayor calamidad que subestimar al enemigo" (Lao-Tzu)

He verificado dos entradas de Bespoke que me han parecido llamativas.

La primera es sobre volatilidad sostenida (a 50 días) histórica del Dow Jones. No existía el VIX, pero se puede calcular la tasa de variación absoluta (la ROC absoluta diaria en %, da igual al alza o a la baja) y sacar una media móvil.

A los colegas de Bespoke les sale una volatilidad sostenida que sólo es superada por el 29 (ver enlace). Mi propio resultado no es tan extremo, pero también es muy elevado. Utilizo media móvil exponencial, la simple arroja un resultado muy similar.

Prácticamente igualada con 1987 y los 70. Sólo el 29 es claramente mayor. Durante los últimos 50 días el movimiento medio (alza o baja) es mayor del 3%.



La segunda entrada es sobre las pérdidas interanuales hasta el 13 de noviembre.

A 13-nov se superaba al 29. Sólo el 13-nov-1907 anotó una pérdida interanual mayor.




Se han oído muchos comentarios negando que esto se parezca en nada al 29. "Esta vez es diferente". Ya saben.

Será diferente, eso seguro. Pero puede que no para tanto o puede que para peor. Eso nadie puede asegurarlo y hasta cierto punto podría depender que en las decisiones económicas no se cometan errores y sí se consigan aciertos.

Sin embargo, tengo la impresión de que incluso con gráficos como los anteriores, el sesgo es a dar por hecho que no va a ser tan malo, ni de lejos.

Ahora bien, si alguien tiene interés en considerar y sopesar la posibilidad opuesta puede leer epor ejemplo el artículo de Anders Aslund "Puede ser peor que la Gran Depresión" (originalmente en FT 28-oct; RGE Monitor, Peterson's Institute for International Economics). Diría que hay base suficiente como para sopesar tal escenario como un riesgo no trivial.

Reitero que el resultado final puede depender de las decisiones económicas que se vayan adoptando. Pero generalmente tomar una decisión acertada pasa por hacer una evaluación correcta.

Asumiendo una buena evaluación, los retos políticos son enormes.

Los objetivos máximos que uno encontraría deseable alcanzar, por ejemplo, en una cumbre como la que va a celebrar el G20+n son prácticamente inalcanzables en la práctica y en una sola reunión.

Sin embargo, en estos días previos se han visto algunos indicios alentadores en cuanto a flexibilidad del formato y a contenidos a abordar. Los líderes políticos van casi obligados a emitir mensajes ideológicos o nacionales destinados sobre todo al consumidor interno y que harían pensar en debates ideológicos de escasa utilidad.

Pero no es infrecuente que en momentos clave y ante el problema concreto finalmente se atengan a criterios más pragmáticos que todo eso. Es lo que cabe esperar.

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